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Luego media hora de hacer dedo en el camino de cornisa, un auto se detiene.
Corres hacia él.
-¿Va hacia el Cielo?- Preguntas ansioso.
Un hombre viejo, de blanca barba, te mira a los ojos.
-Subí. - responde secamente.
-Gracias.- Subes al auto.
Sin dudarlo ni un instante, el anciano acelera hasta una velocidad considerable y
se lanza al precipicio.
Febrero de 1994
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