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Al fin estoy solo.
Atrás quedaron
la compañía,
las conversaciones,
las caras familiares.
Ahora tengo
música, tiempo,
pensamientos, libros,
la felicidad de ser.
Mi imaginación va
donde le place.
La única discusión
es conmigo mismo.
Bebo mi soledad
con moderación
y con sereno placer
como a un buen vino.
Desdichados aquellos
que no disfrutan su tiempo.
Enero de 2002
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