Al cumplir ya diez años de casados
Me pregunté si es bueno regalarte
Una brillante y costosa obra de arte
O si hay otros regalos adecuados.
Por fin me decidí por un presente
Efímero y etéreo en apariencia
Pero más largo que nuestra existencia
Y más duro que acero refulgente.
Mi tiempo y mis palabras yo te entrego
Condensados en símbolos de tinta.
Tal vez esta elección aunque distinta
Te de satisfacción ahora y luego.
Al Destino con estos versos pido
Que nuestro amor no conozca el olvido.